COP21: Un momento decisivo para la salud humana

4 de diciembre de 2015

Dra. Margaret Chan, Directora General de la OMS 

OMS

La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP21) iniciada esta semana en París ofrece la oportunidad de evitar que el planeta sufra daños graves, generalizados e irreversibles. Aunque este objetivo a menudo se pierde en los entresijos del debate, salvar el planeta significa también proteger las condiciones que permiten a las personas gozar de buena salud. El acuerdo sobre el clima, si es suficientemente ambicioso y eficaz, marcará un importante punto de inflexión en la política ambiental y será también un tratado trascendental para la protección de la salud pública.

Es mucho lo que hay en juego. A menos que se llegue a un acuerdo para limitar el aumento de la temperatura a dos grados centígrados, las consecuencias serán catastróficas. Muchas decisiones, como la de utilizar energías ineficaces y contaminantes que están en la raíz del cambio climático, también tienen efectos perjudiciales sobre la salud humana. El cambio climático degrada la calidad del aire, reduce la seguridad alimentaria y compromete los suministros de agua y el saneamiento.

Cambio climático y salud

La OMS estima que, cada año, pueden atribuirse a la contaminación del aire más de 7 millones de muertes en todo el mundo. El cambio climático provoca también decenas de miles de muertes anuales por otras causas. Los fenómenos meteorológicos extremos (sequías e inundaciones, mareas de tormenta, olas de calor e incendios naturales) baten récords una y otra vez, con la consiguiente pérdida de vidas humanas y de medios de subsistencia. Según la Organización Meteorológica Mundial, el año 2015 ya es el más caluroso desde que se iniciaron los registros en 1880. Y se prevé que el próximo año lo sea todavía más.

Las sequías, especialmente en los países pobres en los que la agricultura de subsistencia está a merced de las lluvias, amenazan unos suministros alimentarios ya débiles de por sí. Los brotes de cólera se intensifican con el exceso o la escasez de agua. Los insectos y otros transportadores de enfermedades son sumamente sensibles a las variaciones de temperatura, humedad y precipitaciones. El cambio climático ya ha ampliado considerablemente la extensión geográfica del dengue y puede que haga lo mismo con el paludismo.

Los expertos prevén que, de aquí a 2030, el cambio climático provocará 250 000 muertes adicionales cada año a causa del paludismo, las enfermedades diarreicas, los golpes de calor y la desnutrición.

Invertir en mejorar la salud

El sector sanitario tiene pruebas irrefutables y argumentos concluyentes que presentar a los debates sobre el clima. Las estrategias que funcionan contra el cambio climático también aportan importantes beneficios para la salud. Las inversiones en un desarrollo con bajas emisiones de carbono, energías renovables limpias y una mayor resiliencia del clima permiten mejorar la salud.

La aplicación y la observancia de normas más estrictas para las emisiones de los vehículos y la eficiencia de los motores pueden reducir las emisiones de contaminantes climáticos de corta vida, como el carbono negro y el metano. Con ello podrían salvarse al menos 2,4 millones de vidas cada año de aquí a 2030 y podría reducirse el calentamiento mundial en aproximadamente 0,5º C de aquí a 2050. Nuevas estimaciones podrían elevar a 3,5 millones el número de vidas salvadas cada año de aquí a 2030, y a entre 3 y 5 millones cada año de aquí a 2050. Las políticas que promueven los desplazamientos a pie y en bicicleta aportan dividendos añadidos para la salud.

En preparación para la COP21, los países han asumido importantes compromisos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y ampliar la adaptación al cambio climático, pero aún queda mucho trabajo por delante. Si se asumen los compromisos adecuados, los esfuerzos por combatir el cambio climático promoverán un medio ambiente con aire limpio, agua dulce y alimentos más abundantes, salubres e inocuos, y sistemas más eficaces y justos de protección social. El resultado de ello serán personas más saludables –sin duda alguna el recurso más importante del mundo.

Este mismo año, los Estados Miembros de las Naciones Unidas acordaron un conjunto de metas y objetivos sumamente ambiciosos para un desarrollo sostenible que no deje a nadie atrás. Sin un acuerdo sólido sobre el clima, la mayoría de los 17 objetivos serán pura utopía. Los colosales progresos conseguidos desde principios de este siglo en la reducción de la mortalidad infantil y durante el parto, y el giro en la epidemia de sida, paludismo y tuberculosis, también están en juego. Todos estos avances que tanto ha costado conseguir pueden quedar en nada por el maremoto de amenazas sanitarias desencadenadas por el cambio climático. Ya llevamos un retraso temerario en la adopción de medidas y no debemos fallar. Un planeta devastado no puede mantener la vida humana en buena salud.